"Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo". 2 Timoteo 2:19 (VRV1960)

viernes, 21 de enero de 2011

SERIE LITURGIA CRISTIANA: 1 ¿QUE ES LA LITURGIA?


El término, liturgia, significa literalmente: obra del pueblo o siendo asertivos tanto en etimología como en significado religioso: servicio público (ληιτον έργον). En las ciudades griegas el término se empleaba para la acción en función de la comunidad  como la organización de fiestas, actividades, preparación de los juegos, etc.
El término λειτουργία pronto tomó un significado religioso, en el contexto griego; ya no solo significaba, el servicio en función de la comunidad, sino el servicio público de los dioses. Pronto este contexto religioso del término pasaría a apropiarse en el contexto judeocristiano, por la versión de los LXX o como es mejor conocida; la septuaginta, en la cual se acuñaban estos términos para describir los oficios sacerdotales y de los levitas, en favor del pueblo de Israel. En el Nuevo Testamento, escrito en koiné (griego vulgar), el término también tendría cabida, no solo para describir los oficios sacerdotales del Antiguo Pacto, sino también los oficios Sacerdotales del nuevo, es decir los de Cristo; pero además incluían los servicios públicos de adoración y de servicio de misericordia. En la historia de la Iglesia de los primeros siglos, también se hallan evidencias del uso del término para describir los oficios Sacerdotales de Cristo y del significado espiritual de la Eucaristía.
Mas significando esta palabra: Servicio público, este término abarca todo aquello que se hace, usa y celebra en la adoración pública (congregacional). Por lo que el término tiene este significado amplio, de Culto al Señor.

EL Culto al Señor en la congregación de Su pueblo, debe ser necesariamente edificante, esto implica que sea, entendible, solemne, ordenado y reverente. Este culto es esencialmente pedagógico, pues acudiendo al ministerio de la Iglesia, la liturgia comprende la predicación de la Palabra y la administración de los Sacramentos.

Los Protestantes, no despreciamos la tradición, ni siquiera en el aspecto litúrgico, pero esta tradición debe ser conforme a la regla Escritural, de modo que a esta (La Santa Escritura) no se le añada ninguna cosa, sino que sea ella, la autoridad divina tanto en Fe como en conducta. Los Reformados, creemos fielmente que Dios ha revelado en su Palabra aquello que nos hace sabios para salvación y aquello que Dios desea del hombre, también ha incluido en su Revelación los lineamentos litúrgicos, es decir la manera en la que se debe llevar a cabo el Culto Cristiano, "decentemente y con orden". por lo tanto como había mencionado, el problema no es el mantener la tradición el la liturgia, sino mantener las tradiciones de hombres, que en ninguna manera se sujetan a la norma de Dios, por lo que los Reformadores, simplificaron el culto Cristiano, alejando de el, todo aquello que impedía la edificación para salvación, es decir que cosas como el idioma litúrgico, el exceso de ornamentos y de ritos fueron eliminados de la liturgia; porque los ornamentos no son malos en si, pero si ellos alterando la sencillez del culto, no cumplen su función pedagógica, sino que por el contrario hace del clero y de los objetos, los celebrantes del culto y dejan a la congregación en segundo plano; han de desecharse, pues no es conforme a las Escrituras, las cuales nos obligan a adorar con el entendimiento.
El culto Reformado es necesariamente Teocéntrico, cualquier cosa que en la Iglesia ha de celebrarse en latría (culto) a Dios, debe ser en Él, por Él y para Él. Es por esto que para nosotros los Reformados, cualquier sensualismo en el culto, sensualismo en la música y cualquier otra cosa que exalte tanto a los ministros como a la congregación entera o haga de ellos la razón del culto, nos parece repulsivo y de indigno uso; pues aunque Dios nos conceda sus gracias por medio de la palabra y los sacramentos; Es Dios quien debe recibir la Gloria en todo, esto es la adoración debida al Señor.

La liturgia como hemos visto es todo aquello que hacemos en la adoración, pero solamente en la adoración pública, pues el término no aplica a la adoración individual y familiar que Dios también quiere de su iglesia. Esta Liturgia, tiene una razón de ser y esta razón es el mismo Dios, quien ha revelado en su Palabra, su voluntad para con los hombres, incluyendo el culto cristiano, dando los imperativos necesarios para que ningún hombre añada al servicio público, el desorden y la vanalidad, pues todo aquello que necesitamos para adorarle, Dios mismo, lo ha instituido. SOLI DEO GLORIA .

jueves, 20 de enero de 2011

LA MÚSICA EN LA ADORACIÓN: DEL CANTO LLANO GREGORIANO AL SALTERIO DE GINEBRA.


La música, ha sido parte fundamental de la adoración litúrgica en toda la historia eclesiástica, desde la Iglesia del Antiguo Testamento (Israel) y desde luego la Iglesia Apostólica, hasta nuestros días.
Las nuevas formas de “adoración” musical, que en latinoamérica y algunas partes del mundo angloparlante, nos han vendido los carismáticos; ha sido el del estruendo de baterías, guitarras eléctricas, bajos eléctricos, etc; incluso muchas Iglesias protestantes, cayendo en el proceso de pentecostalización natural en el continente latinoamericano; se han apropiado de tales formas de “adoración”; pero el hecho de que esto esté sucediendo, demuestra el poco conocimiento que tenemos acerca de nuestras riquezas músicales como cristianos y particularmente como Protestantes.


En la Iglesia Apostólica es facil reconocer una regla general para toda la liturgia cristiana, por supuesto esto incluye la adoración musical; esta Regla la podemos encontrar en 1 Corintios 14:40. “Pero hágase todo decentemente y con orden”. Esto debe ser entendido no solo por que Dios merece una excelsa adoración en Su Espíritu, el cual es Espíritu de orden y no de desorden, pero tambien porque el orden ayuda al entendimiento y El Apostol Pablo exhorta a los Corintios a Cantar con el entendimiento, a hacer uso de sus dones con entendimiento y para poder hacerlo, debe hacerse con orden. La Escritura nos muestra que para la Iglesia del primer siglo, los Salmos eran parte fundamental de la Adoración musical (1 Corintios 14:26), Salmos que junto a himnos (muy probablemente, de doctrina apostólica) y los cantos espirituales, constituían la adoración litúrgica en su debido orden y armonía. En La Escritura podemos tener otros ejemplos de la adoración debida al Señor; de hecho en el Apocalipsis, encontramos himnos que desde que están allí escritos, siguen siendo parte de nuestros himnos litúrgicos (Apocalípsis 4). Pero lo importante de la adoración musical en el nuevo testamento, no era la música instrumental, sino el canto, por el cual era edificada la Iglesia(), esto no quiere decir que debamos despreciar del todo los instrumentos para acompañar el canto de las congregaciones, pues aunque, no tengamos evidencia neo testamentaria de el uso de instrumentos en la adoración, no significa que halla que desecharse; pero si es importante resaltar que la música instrumental sola, no edifica la Iglesia, mientras que el canto congregacional si.

Hoy en día, aquellos que tienen una tendencia carismática en la “adoración”, hacen sonar por largos tiempos los instrumentos sin las voces, lo cual no edifica la Iglesia del Señor, por el contrario, despierta emocionalísmos no sanos en el oyente, despertando en el una falsa adoración, pues no es mas que sensualísmo, ya que la exhortación apostólica es de adorar con el entendimiento.
La historia , también nos hace contemplar el hecho de que el canto de himnos permeados de la sana doctrina apostólica y primordialmente los Salmos del A.T constituyeron la parte central de la adoración musical en los primeros Siglos; de hecho la evolución de de la música llevó a la implementación de Coros en las iglesia, para precidir la adoración congregacional.
En la historia de la iglesia, podemos encontrar dos primordiales e invaluables herencias músicales, para la adoración litúrgica: El Canto llano gregoriano y los Salmos, al estilo sublime de la métrica ginebrina.

DEL CANTO LLANO GREGORIANO AL SALTERIO DE GINEBRA

El Canto Gregoriano, es un canto llano desarrollado por los cristianos, principalmente por Gregorio Magno, obispo de Roma en el Siglo, en sus conocidas reformas a la iglesia, en las que sin duda sobresale la reforma a el canto litúrgico. En estos siglos VI y VII, La Iglesia estaba en el proceso de la Romanización es decir, cada vez la Iglesia dependía mas y mas de Roma y por su puesto de las autoridades eclesiásticas de esta ciudad (El obispo de Roma), puesto que a los obispos de las ciudades metropolitanas del impero, se les reconocia mayor autoridad, llegandose a llamar, ya no Obispos (aunque ese era su cargo), sino Patriarcas, y precisamente muchos de los que habían ocupado el cargo de Obispos en la Ciudad principal del imperio (Roma), quisieron reclamar sobre ellos el cargo que Pedro puedo haber ocupado entre los apóstoles, por esto y además por el hecho de que la Iglesia estaba extendida por todo el imperio Romano, la lengua de los cantos en las Iglesias era el latín, por lo que el canto gregoriano se distingue por ser entonado en esta lengua.
Muchas de las frases litúrgicas de la Iglesia del primer y segundo Siglo, fueron entonadas en la métrica gregoriana, como las doxología, los Credos y el “Gloria patri”; así como muchos otros himnos fueron compuestos en este estilo, hasta que la iglesia entera adoptó el canto gregoriano. Otros himnos como el “Te Deum” han sido los cantos gregorianos muy conocidos. Mientras el Imperio decaía, muchas partes del imperio hablaban las lenguas bárbaras (Germanas), pero la iglesia seguía utilizando erroneamente el latín como lengua litúrgica; esto impidió por muchos años que el ´pueblo comprendiese las verdades evangélicas y favoreció a la construcción del oscurantismo medieval.

Cuando la Reforma Protestante se dá en las entrañas de Europa, la liturgia es simplificada, pues tras la necesidad de reformar la Iglesia, surge la necesidad de reformar el culto e inevitablemente, la música en la adoración. Los Reformadores insistían en el hecho de que los fieles debían cantar los Salmos, himnos y cánticos espirituales, con entendimiento (tal y como es ordenado por la Escritura), esto implicaba, entonar los himnos en lengua vernácula. Entre el canto Gregoriano y el salterio de Ginebra, se encuentran los Himnos de Lutero.

Lutero era un amante de la Escritura, pero además de la música, por lo que se tomó la tarea de componer himnos en la lengua alemana y compilar himnarios, para que las congregaciones evangélicas, acompañasen la lectura de la Biblia (Biblia alemana, también traducida por Lutero) y los sermones, con el canto en su propia lengua, himnos entonados en las voces de los creyentes evangélicos, en comunión.

EL SALTERIO DE GINEBRA

Otro Reformador de la liturgia cristiana, fue Juan Calvino en la ciudad de Ginebra, con Calvino el culto fue verdaderamente simplificado, de tal forma que todo se hiciese lo mas cercano posible a lo que la Escritura demandaba del culto divino. El Salterio de Ginebra fue el resultado de esta reforma, pues al igual que Lutero en Alemania, Calvino en Suiza necesitaba poner los Salmos de la Escritura de forma que el Pueblo, los pudiese cantar; el canto (las voces) con entendimiento para Calvino era lo verdaderamente fundamental (y escrituralmente lo es) en la adoración musical litúrgica. El Reformador francés convoca a los mas conocidos compositores reformados franceses para esta tarea, como resultado da el magnífico Salterio de Ginebra, el cual constituye una innovación y verdadera reforma de la música, pues la iglesia antes de ser reformada, estaba a tal punto de corrupción, que los clérigos entonaban en sus parroquias canciones de carácter secular (de hecho, estas canciones, se cantaban en las tabernas de los pueblos, ciudades y arrabales), poniendoles letras religiosas. Esto por supuesto para los Reformadores era indignante. El Salterio de Ginebra es una innovación en cuatro aspectos principales:
  • 1.       Significó volver a tomar los Salmos del antiguo testamento, pero en lengua vernácula, es decir, la lengua del pueblo.
  • 2.       Tenía una métrica compuesta por Reformados, para Reformados, volviendo a la música sagrada, abandonando la profana.
  • 3.       Era una composición musicalmente diferente a las demás pues, no era un canto meramente llano, como la música eclesiástica predominante, pues tenía juegos de movimientos en sus tonadas, parecido a las composiciones clásicas modernas (aún cuando no existían).
  • 4.       Significaba una adoración democrática, es decir que el pueblo (la congregación) constituía el único agente de participación, pues su fin era la entonación de cantos entendibles en las voces de los fieles.

Además del Salterio de Ginebra , hubieron muchos reformados como Joaquin Neander quienes se dedicaron a la composición de Himnos en lengua vernácula y con toda la descencia y el orden que la Escritura exige, junto con luteranos como J.S. Bach, con los que la música Protestante llegó a su edad de oro.

Debemos conocer nuestra música como protestantes, para que la apreciemos, la valoremos y sobretodo tengamos presente la exhortación de la Escritura, para no cambiar nuestra riqueza miusical, por “nuevas formas de adoración”, pues estas ni cumplen los requisitos escriturales; ni se llegan a comparar con la hermosura y reverencia que los himnos y Salmos  contienen para adorar a nuestro Soberano Dios. Tambien debemos recordar que la razón de ser de la adoración musical litúrgica es el canto congregacional, el canto con entendimiento (1 Corintios 14:15-16), para ser edificados entre nosotros, para el servicio de Dios. A Él sea la Gloria por siempre.







 Es bienaventurado el varón
que nunca fue de malos en unión,
ni en camino entró de pecadores,
ni se sentó con escarnecedores;
sino que su delicia en Dios está
y día y noche en su Ley pensará.

Será cual árbol que plantado está
Junto a corrientes de aguas y que da
siempre su fruto a su sazón debida
y cuya hoja nun es abatida;
y todo cuanto emprenda el tal varón
recibirá de Dios la bendición.

 Mas los malvados se parecerán
al tamo que arrebata el huracán;
no vencerán si a juicio son llamados,
ni con los justos serán congregados
porque conoce al justo Jehová,
mas el malvado al fin se perderá.



miércoles, 19 de enero de 2011

LA IGLESIA CONFESANTE, UNA IGLESIA CONFESIONAL.


Al encontrarnos con el hecho de la existencia de la Iglesia como comunidad de Fe, es inevitable no encontrarse con la realidad de la confesionalidad de esta fe, como resultado de la necesidad de proclamar lo que la Iglesia cree; cuanto mas si comprendemos que la Iglesia, es mas que una comunidad, es un cuerpo;  pues este escenario planteado nos lleva a pensar, que tal cuerpo necesita la unidad para el adecuado funcionamiento de sus miembros; esto en armonía con su Cabeza y su fundamento como Cuerpo.
Para muchos de los que hoy se llaman a si mismos “evangélicos”, el termino “Confesionalidad” o Confesión de Fe, es un tanto confuso o bien es inexistente en su estructura religiosa. Por lo tanto dedicaré unos cuantos renglones a explicar, el significado de “confesionalidad” y de confesión de fe.

Portada de la Confesión de Fe de Westminster.
Una Confesión de Fe es, según el Diccionario Teológico compilado por E.F. Harrison: “Una declaración de creencia religiosa, un reconocimiento público, hecho delante de testigos (1 Ti. 6:12, 13). Ocasionalmente se usa la frase para describir los credos de la Iglesia, apartir del primer siglo de nuestra era, pero mas particularmente las declaraciones formales, hechas por las Iglesias Protestantes, en en tiempo de la Reforma y después de ella. Las principales confesiones evangélicas (luteranas) son la Confesión de Augsburgo, 1530, obra de Melanchton, aprobada por Lutero; los artículos de Smalkald, 1573; la Fórmula de Concordia, 1577; y el Libro de Concordia, 1580. Las confesiones reformadas (calvinistas) son csi treinta, de las que sobresalen: La Confesión Helvética, 1536 y 1566; la Escocesa, 1560; El Catecísmo de Heidelberg, 1563; los Cánones del Sínodo de Dort, 1618; y la Confesión de Fe de Westminster, 1646, obra de la samblea de Westminster, un Sínodo designado por el Parlamento en 1642 para revisar los Treinta y Nueve Artículos de la Iglesia de Inglaterra. Esta Confesión ha sido usada por la Iglesia de Escocia desde 1647, y fue aprobada por el Parlamento en 1648.  M.R.W. FARRER”.

La Confesionalidad, es el fenómeno que se presenta al expresar una creencia religiosa por medio de una Confesión de Fe. Para muchos la confesionalidad es un estorbo a la iglesia pues la “condena” a sujetarse a una regla aparte de la Escritura; pero aquellos que tienen este pensamiento, ignoran que aunque nada hay superior en autoridad que la Escritura misma, la iglesia tiene la necesidad de Confesar lo que ella cree acerca de las Escrituras, siendo este acto de Confesar natural a la Iglesia, resultando en la elaboración de sus confesiones, Confesiones que jamás van a tener la autoridad de la Escritura, pero que son signos históricos de la Fe de la Iglesia, de ahí, que las confesiones no son autoridad de Fe, pero vigilan nuestra interpretación de la Palabra de Dios, aportando un margen de ortodoxia a nuestra Fe. La necesidad de una Iglesia Confesional, se hace evidente en el hecho de que la Iglesia es en esencia confesante. La Iglesia no puede callar la verdad, al contrario su deber es tapar la boca de la mentira y su patente el engañador. Las confesiones de Fe son un resultado de defensa por la oposición a la Verdad que siempre ha existido en la Iglesia, tal y como los judaizantes se oponían a la Gracia, así como Arrio, Se oponía a la Deidad de Cristo y la Trinidad; como Pelagio se oponía a la realidad del pecado y la necesidad de la Gracia o como Arminio y sus seguidores se oponen a cualquiera de las verdades de la Gracia; Cualquiera de los opositores a la verdad mencionados, se llamaban a sí mismos “cristianos” y fundamentaban sus doctrinas en la Escritura, por lo tanto aunque solo debemos obtener la verdad de la fuente Escritural (pues fuera de ella no hay verdades reveladas para salvación), la Iglesia ha resumido las verdades Bíblicas a modo de Símbolos, Credos, Fórmulas o Confesiones de Fe, para que estas verdades sean contempladas, examinadas y retenidas siempre en la Iglesia, teniendo el precedente, de que tales Confesiones, al ser elaboradas por seres humanos son falibles y que la única regla infalible es la Biblia (Sola Scriptura); mas advirtiendo a la iglesia que mientras los Símbolos de Fe, guarden en sí las verdades reveladas por Dios a Su Pueblo en la Escritura, han de mantenerse fielmente. Pues aunque muchos hoy en día lo nieguen, la verdad Divina jamás ha de cambiar, ni perecer; pues muchos siendo cautivos por sus concupisencias se afanan en ser “originales” en sus teologías y doctrinas, pervirtiendo y negando las Fe perdurable; la de Cristo, la de los Apóstoles, la de los Padres, la de los Reformadores, la de la Iglesia en todo tiempo y en todo lugar, por lo tanto siendo la Iglesia la que alimenta en enseñanza a los creyentes, administrandoles los misterios divinos en la Escritura revelados, utiliza las confesiones de fe como expresión fiel de su enseñanza.

Las epístolas pastorales de San Pablo a Timoteo y a Tito, tienen siempre la exortación a guardar fielmente la doctrina, tal y como se les ha sido enseñada, pues hay muchos (y esto no es nuevo); que pretenden ubicar las doctrinas por tiempos históricos y así desechar aquellas que les convienen, para ser “actualizados” en cuanto a ellas. La Exhortación apostólica es clara en cuanto a que es necesario guardar la doctrian, pues muchos apostatarán, es decir se apartaran de ella, esta exhortación es vigente hoy, pues aún somos la Iglesia y esta iglesia sigue siendo “Columna y valuarte de la Verdad”:

1TIMOTEO

Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina

“Para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido en gloria.”

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.  Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.

“Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.”

“Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia (gnosis), la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.”

2 TIMOTEO

Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en !a fe y amor que es en Cristo Jesús.

 “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” Este es el significado de la Confesión de Fe.

“Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos.”

“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.”

que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad” Esta es la razón de ser de la Confesión de Fe.

“…Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.

“Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos. Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquia, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.”.


Estos son algunos de los ejemplos de exhortación apostólica entre muchos otros ejemplos, de seguir la doctrina tal y como fue enseñada, por Cristo y sus apóstoles; pues hay muchos quienes niegan la verdadera fe y tenemos la responsabilidad de expresar oficialmente lo que creemos de las Sagradas Escrituras, es decir la interpretación que por El Espíritu Santo tenemos de ellas.

Una iglesia que no confesante, es una comunidad sin fondo ni trascendencia, una institución afónica y con graves signos de anarquía doctrinal; por lo tanto una iglesia no confesional es en efecto una iglesia sin fundamento.

Muchos quienes no desan sujetarse a la enseñanza cristiana, tal y como ha sido creida desde tiempos de las Escritura hasta nuestros días, ya sea por ignorancia de esta enseñanza o por que poseen una diferente, apelan a la libertad de conciencia para la existencia de una iglesia no confesional, pero de hecho este punto es fácilmente derivado, al contemplar el hecho de que la Iglesia Protestante que es esencialmente confesional, es la primera en defender la libertad de conciencia (lo cual es heredado de la Reforma), mas la iglesia comprende (esto tambien heredado de la Reforma y los reformadores), que la conciencia del Cristiano esta cautiva por la palabra de Dios, la cual confesamos y es en este estado donde verdaderamente halla su libertad. Martín lutero en ningun momento despreciaba los sanos Credos de la Iglesia de los primeros siglos y de hecho tampoco se oponía al hecho de que la iglesia evangélica en reforma y formación fuese confesional, de hecho así fue, siendo el uno de los primeros en enfrentarse a la tirana Roma apelando a su conciencia como individuo, pero comprendiendo lo que en palabras textuales mencionaría: “mi conciencia está cautiva de la Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, puesto que no es prudente ni recto obrar contra la conciencia”.


Debemos comprender que la Iglesia es Confesante en naturaleza, por el hecho de la evangelización, enseñanza y predicación del Evangelio. Las Confesiones de Fe de la Iglesia, desde los Credos de la Iglesia de los primeros siglos de nuestra era hasta las confesiones Protestantes de los siglos XVI, XVII y XVIII, no son efecto de un acto revelador divina, es decir no es Palabra de Dios (aunque su única fuente sea la Escritura), pero si es consecuencia de Su Providencia, pues Dios queriendo guardar a su iglesia, siempre levanta en ella pastores y maestros fieles, para instruir Su Grey para no dejarla en manos de los falsos maestros y engañadores; y como producto de la exhortación y enseñanza de la Iglesia en oposición a los engaños de los engañadores, surgen las Formulas de Fe, las cuales deben estar llenas de la doctrina Cristiana, una verdadera enseñanza Apostólica.

 “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.” (San Judas 1: 24-25)

martes, 18 de enero de 2011

Meditación. 1 Pedro 1.

"Escogidos, según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: gracia y paz os sean multiplicadas." 1 Pedro 1:2.

¿Alguna vez nos hemos detenido a contemplar el hecho de nuestra Salvación?, ¿alguna vez hemos alabado, exaltado, agradecido a Dios por su misericordia, por la maravilla de su gracia?. 

La Elección de Dios es un motivo para hacerlo; ¿Como es que Dios, el único justo, el Santo Creador del universo, nos ha escogido a nosotros, siendo totalmente depravados, inútiles y por naturaleza aborrecedores de Dios?; definitivamente no hay nada que el Cristiano pueda admirar y contemplar mas que el gran Amor de Dios, manifestado en Su Gracia para con los pecadores, para con su pueblo, es justamente esta gracia la que ha motivado a tantos poetas y compositores a elevar excelsas alabanzas al Salvador, tal como lo hizo el pastor e himnista inglés John Newton, después de haberse maravillado por la Increíble Gracia del Señor, que aunque él (Newton), habiendo sido un mercader de esclavos, opresor de ellos; recibe la Gracia de Dios para Salvación, siendo él mismo un esclavo del pecado y de la muerte, siendo él, merecedor de tal esclavitud (no como aquellos a los que el esclavizaba, a quienes era justo liberar); aun con todos estos pecados que tenían nombres propios, o mas bien tenían marcas, marcas de animales, sobre seres humanos; El Señor le había escogido para vida Eterna; pero no solo esto, pues este pasaje de la Escritura (1 pedro 1); nos muestra que la elección de Dios según su presciencia, es para obediencia de la fe, en la Santificación del Espíritu Santo. El Apóstol pedro nos muestra que la elección de Dios, no es una elección sin fruto, sino que por el contrario produce en el recipiente de la elección un cambio entero para el arrepentimiento, la obediencia de la fe y la novedad de vida (santificación), este es el sello del Cristiano, el fruto que el Espíritu Santo obra en cada creyente, pues como San Juan también lo proclama: "Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido." 1 Juan 3:6. Esto precisamente fue lo que sucedió, en aquel inglés del siglo XVIII, pues no solo fue un convencimiento de sus pecados, un claro convencimiento de que sus pecados eran tan horribles que merecían el castigo eterno, como el mismo lo confesaría: "Qué industriosamente es servido Satán. Yo era entonces uno de sus activos tentadores y si mi influencia hubiera sido igual a mis deseos me habría llevado a toda la raza humana conmigo. Un borracho común o un despilfarrador es un débil pecador comparado con lo que yo era", sino que además esto produjo un arrepentimiento, pero no cualquier, arrepentimiento, cualquier ser humano consciente, se hubiese arrepentido de tales cosas, aunque en tal época luciera un crimen beneficioso y loable; pero el arrepentimiento de Newton no fue el arrepentimiento que un ser humano siente al agredir a otro de su especie; sino fue el arrepentimiento de una agresión a Dios, a la ley de Dios, por lo tanto tal arrepentimiento duraría toda su vida, este era un arrepentimiento para vida Eterna; un arrepentimiento que es fruto de la fe concedida por Dios a este hombre y como fruto final obtuvo la santificación.
Todo Cristiano verdadero, debe admirar la Gracia de Dios y como resultado de tal admiración en su Palabra, debe comprender lo que el mensaje evangélico de la gracia conlleva, pues esto es inevitable: aquel que ha sido amado, escogido y llamado por Dios, ha de apartarse del pecado en santificación, como el Apóstol Pablo a declarado en 2 de Timoteo 2:19: "Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo", este es el sello visible del Evangelio: la Santificación del creyente.
Tal fue la obra del Espíritu en John Newton, que indudablemente produjo en él, una restitución a aquellos a quienes había ofendido (siendo "rociado por la sangre de Jesucristo" y así habiendo saldado su deuda con Dios), tal fue la restitución que sumó sus fuerzas a la lucha por el abolicionismo de la esclavitud, influyendo fuertemente en William Wilberforce, quien lograría abolir la esclavitud en Inglaterra. No solo esto, sino que Newton escribiría uno de los himnos mas hermosos de la himnología evangélica, el mas conocido, tal vez por los angloparlantes, el himno "Amazing Grace" (Sublime Gracia).



"Sublime gracia del Señor
Que a mí pecador salvó;
Fui ciego mas hoy miro yo
Perdido y el me amó.

En los peligros o aflicción
Que yo he tenido aquí
Su gracia siempre me libró
Y me guiará feliz.

Su gracia me enseñó a temer
Mis dudas ahuyentó
Oh, cuán precioso fue a mi ser
Al dar mi corazón.

Y cuando en Sión por siglos mil
Brillando esté cual sol
Yo cantaré por siempre allí
Su amor que me salvó."


Este himno es el testimonio audible, de aquella hermosa historia de salvación y de santificación en un miserable pecador, este testimonio, ha sido repetido a lo largo de la historia a través de los hijos de Dios; pues es solamente en Cristo donde podemos hallar "Gracia abundante para el peor de los pecadores" (Como se titula una de las obras mas famosas del puritano inglés John Bunyan).

lunes, 17 de enero de 2011

El Edicto de Saint-Germain


Un día semejante al día de hoy (por lo menos en su datación: 17 de enero), hace 448 años atrás; la reina consorte de Francia, Catalina de Médicis, quien recientemente  había pasado a ser Reina Regente de Francia, debido a la muerte de su Esposo Enrique II, promulga un edicto esperado con ansias por aquellos que anhelaban la libertad de conciencia y de Religión. Después de unas incomodas guerras entre los bandos políticos de los Católicos Romanos Franceses ("La Santa Liga de París") y de los Hugonotes (Protestantes Franceses); este edicto parece ser el fin esperado de tales riñas molestas: El Edicto de Saint Germain. Catalina de Médicis, con el aparente propósito de acabar con las guerras de Religión, concede a los Hugonotes algunos de sus derechos, como el poder celebrar cultos religiosos de carácter privado en las ciudades y de carácter público en los suburbios de Francia (Los conocidos arrabales Europeos de aquellas épocas). Tales libertades significaban para aquellos Protestantes  devotos, un completo descanso, pues seguirían haciendo lo que era habitual para ellos (reunirse ocultamente), pero sin el peligro de persecución por tales celebraciones. 
Más gran parte de estos Protestantes no eran simplemente fieles cristianos adheridos a las doctrinas de la Reforma; sino que eran nobles Franceses que veían en el Protestantismo, el camino para que su nación fuera liberada de la lealtad a Roma (lo que significaba; lealtad religiosa, lealtad política y lealtad económica ); tales nobles, si, abrazaron con esperanza tal edicto, pero sabían que este no era suficiente; Si debían reunirse en secreto, ¿Que pasaría con los nobles?, ¿podrían seguir en sus cargos de poder público y a la vez sostener su fe?, la respuesta era obvia, era una rotunda negativa a tales ideales de libertad.
Sumado a esto, el bando Católico veía en tal edicto el inicio de unas libertades "no convenientes", tanto para "Su Majareta", como para "Su Santidad", puesto que sus intereses de recuperar la hegemonía religiosa que Sufría la Edad Media, estaban en riesgo. Este como se suponía, no resultó el inicio de la paz anhelada, sino que desemboco en lo que se conoce como las Guerras de Religión en Francia; guerras sangrientas y llenas de masacres sin fin.
Estas Guerras de Religión serían celebres no solo por sus sangrientos sucesos; tales como la Matanza de San Bartolomé, en la cual se asesinaron gran parte de los partidarios Hugonotes, (incluyendo los nobles quienes fueron el blanco de la masacre, siendo sacados de sus casas, para ser asesinados en las calles)  sino también por sus caricaturescos momentos como la "conversión" de Enrique IV al Catolicismo Romano, luego de haber defendido vigorosamente el bando de los Hugonotes; pues el sería el indicado para heredar la corona, pero era imposible hacerlo siendo Protestante. De el se conoce la famosa frase: "París, bien vale una misa". 

Estos hechos históricos tal vez no lleguen a ser objeto de estudio martiriológico, pero si constituyen hechos que avergüenzan a la Cristiandad entera. Aunque debemos observar tales sucesos con la objetividad histórica que se merecen, contemplando que la responsabilidad de tales guerras no caen principalmente en la Religión Cristiana, sino en el anhelo de libertad y el sentimiento de nacionalismo que provocaban la Reforma protestante, al liberar de la opresión Romana a los pueblos que abrazaban la Fe de los Reformadores; no debemos olvidar lo que significa luchar por un ideal, pues toda defensa de los ideales, conlleva a una guerra, la cual puede resultar desastrosa (De ahí que Goya presente su tesis visual, de que "El sueño de la razón produce monstruos" ). Dios permita que la Iglesia no desconozca su historia; sus victorias en ella, sus derrotas y sus vergüenzas; pues bien se ha dicho que si ignoramos la historia estamos condenados a repetirla .

Conceda El Señor a Su iglesia luchar no con las armas de este mundo, sino con el poder de Dios, con las fuerzas de Su Espíritu Santo a quien nadie puede Resistir.  

Secundum Scripturas

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