"Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo". 2 Timoteo 2:19 (VRV1960)

jueves, 20 de enero de 2011

LA MÚSICA EN LA ADORACIÓN: DEL CANTO LLANO GREGORIANO AL SALTERIO DE GINEBRA.


La música, ha sido parte fundamental de la adoración litúrgica en toda la historia eclesiástica, desde la Iglesia del Antiguo Testamento (Israel) y desde luego la Iglesia Apostólica, hasta nuestros días.
Las nuevas formas de “adoración” musical, que en latinoamérica y algunas partes del mundo angloparlante, nos han vendido los carismáticos; ha sido el del estruendo de baterías, guitarras eléctricas, bajos eléctricos, etc; incluso muchas Iglesias protestantes, cayendo en el proceso de pentecostalización natural en el continente latinoamericano; se han apropiado de tales formas de “adoración”; pero el hecho de que esto esté sucediendo, demuestra el poco conocimiento que tenemos acerca de nuestras riquezas músicales como cristianos y particularmente como Protestantes.


En la Iglesia Apostólica es facil reconocer una regla general para toda la liturgia cristiana, por supuesto esto incluye la adoración musical; esta Regla la podemos encontrar en 1 Corintios 14:40. “Pero hágase todo decentemente y con orden”. Esto debe ser entendido no solo por que Dios merece una excelsa adoración en Su Espíritu, el cual es Espíritu de orden y no de desorden, pero tambien porque el orden ayuda al entendimiento y El Apostol Pablo exhorta a los Corintios a Cantar con el entendimiento, a hacer uso de sus dones con entendimiento y para poder hacerlo, debe hacerse con orden. La Escritura nos muestra que para la Iglesia del primer siglo, los Salmos eran parte fundamental de la Adoración musical (1 Corintios 14:26), Salmos que junto a himnos (muy probablemente, de doctrina apostólica) y los cantos espirituales, constituían la adoración litúrgica en su debido orden y armonía. En La Escritura podemos tener otros ejemplos de la adoración debida al Señor; de hecho en el Apocalipsis, encontramos himnos que desde que están allí escritos, siguen siendo parte de nuestros himnos litúrgicos (Apocalípsis 4). Pero lo importante de la adoración musical en el nuevo testamento, no era la música instrumental, sino el canto, por el cual era edificada la Iglesia(), esto no quiere decir que debamos despreciar del todo los instrumentos para acompañar el canto de las congregaciones, pues aunque, no tengamos evidencia neo testamentaria de el uso de instrumentos en la adoración, no significa que halla que desecharse; pero si es importante resaltar que la música instrumental sola, no edifica la Iglesia, mientras que el canto congregacional si.

Hoy en día, aquellos que tienen una tendencia carismática en la “adoración”, hacen sonar por largos tiempos los instrumentos sin las voces, lo cual no edifica la Iglesia del Señor, por el contrario, despierta emocionalísmos no sanos en el oyente, despertando en el una falsa adoración, pues no es mas que sensualísmo, ya que la exhortación apostólica es de adorar con el entendimiento.
La historia , también nos hace contemplar el hecho de que el canto de himnos permeados de la sana doctrina apostólica y primordialmente los Salmos del A.T constituyeron la parte central de la adoración musical en los primeros Siglos; de hecho la evolución de de la música llevó a la implementación de Coros en las iglesia, para precidir la adoración congregacional.
En la historia de la iglesia, podemos encontrar dos primordiales e invaluables herencias músicales, para la adoración litúrgica: El Canto llano gregoriano y los Salmos, al estilo sublime de la métrica ginebrina.

DEL CANTO LLANO GREGORIANO AL SALTERIO DE GINEBRA

El Canto Gregoriano, es un canto llano desarrollado por los cristianos, principalmente por Gregorio Magno, obispo de Roma en el Siglo, en sus conocidas reformas a la iglesia, en las que sin duda sobresale la reforma a el canto litúrgico. En estos siglos VI y VII, La Iglesia estaba en el proceso de la Romanización es decir, cada vez la Iglesia dependía mas y mas de Roma y por su puesto de las autoridades eclesiásticas de esta ciudad (El obispo de Roma), puesto que a los obispos de las ciudades metropolitanas del impero, se les reconocia mayor autoridad, llegandose a llamar, ya no Obispos (aunque ese era su cargo), sino Patriarcas, y precisamente muchos de los que habían ocupado el cargo de Obispos en la Ciudad principal del imperio (Roma), quisieron reclamar sobre ellos el cargo que Pedro puedo haber ocupado entre los apóstoles, por esto y además por el hecho de que la Iglesia estaba extendida por todo el imperio Romano, la lengua de los cantos en las Iglesias era el latín, por lo que el canto gregoriano se distingue por ser entonado en esta lengua.
Muchas de las frases litúrgicas de la Iglesia del primer y segundo Siglo, fueron entonadas en la métrica gregoriana, como las doxología, los Credos y el “Gloria patri”; así como muchos otros himnos fueron compuestos en este estilo, hasta que la iglesia entera adoptó el canto gregoriano. Otros himnos como el “Te Deum” han sido los cantos gregorianos muy conocidos. Mientras el Imperio decaía, muchas partes del imperio hablaban las lenguas bárbaras (Germanas), pero la iglesia seguía utilizando erroneamente el latín como lengua litúrgica; esto impidió por muchos años que el ´pueblo comprendiese las verdades evangélicas y favoreció a la construcción del oscurantismo medieval.

Cuando la Reforma Protestante se dá en las entrañas de Europa, la liturgia es simplificada, pues tras la necesidad de reformar la Iglesia, surge la necesidad de reformar el culto e inevitablemente, la música en la adoración. Los Reformadores insistían en el hecho de que los fieles debían cantar los Salmos, himnos y cánticos espirituales, con entendimiento (tal y como es ordenado por la Escritura), esto implicaba, entonar los himnos en lengua vernácula. Entre el canto Gregoriano y el salterio de Ginebra, se encuentran los Himnos de Lutero.

Lutero era un amante de la Escritura, pero además de la música, por lo que se tomó la tarea de componer himnos en la lengua alemana y compilar himnarios, para que las congregaciones evangélicas, acompañasen la lectura de la Biblia (Biblia alemana, también traducida por Lutero) y los sermones, con el canto en su propia lengua, himnos entonados en las voces de los creyentes evangélicos, en comunión.

EL SALTERIO DE GINEBRA

Otro Reformador de la liturgia cristiana, fue Juan Calvino en la ciudad de Ginebra, con Calvino el culto fue verdaderamente simplificado, de tal forma que todo se hiciese lo mas cercano posible a lo que la Escritura demandaba del culto divino. El Salterio de Ginebra fue el resultado de esta reforma, pues al igual que Lutero en Alemania, Calvino en Suiza necesitaba poner los Salmos de la Escritura de forma que el Pueblo, los pudiese cantar; el canto (las voces) con entendimiento para Calvino era lo verdaderamente fundamental (y escrituralmente lo es) en la adoración musical litúrgica. El Reformador francés convoca a los mas conocidos compositores reformados franceses para esta tarea, como resultado da el magnífico Salterio de Ginebra, el cual constituye una innovación y verdadera reforma de la música, pues la iglesia antes de ser reformada, estaba a tal punto de corrupción, que los clérigos entonaban en sus parroquias canciones de carácter secular (de hecho, estas canciones, se cantaban en las tabernas de los pueblos, ciudades y arrabales), poniendoles letras religiosas. Esto por supuesto para los Reformadores era indignante. El Salterio de Ginebra es una innovación en cuatro aspectos principales:
  • 1.       Significó volver a tomar los Salmos del antiguo testamento, pero en lengua vernácula, es decir, la lengua del pueblo.
  • 2.       Tenía una métrica compuesta por Reformados, para Reformados, volviendo a la música sagrada, abandonando la profana.
  • 3.       Era una composición musicalmente diferente a las demás pues, no era un canto meramente llano, como la música eclesiástica predominante, pues tenía juegos de movimientos en sus tonadas, parecido a las composiciones clásicas modernas (aún cuando no existían).
  • 4.       Significaba una adoración democrática, es decir que el pueblo (la congregación) constituía el único agente de participación, pues su fin era la entonación de cantos entendibles en las voces de los fieles.

Además del Salterio de Ginebra , hubieron muchos reformados como Joaquin Neander quienes se dedicaron a la composición de Himnos en lengua vernácula y con toda la descencia y el orden que la Escritura exige, junto con luteranos como J.S. Bach, con los que la música Protestante llegó a su edad de oro.

Debemos conocer nuestra música como protestantes, para que la apreciemos, la valoremos y sobretodo tengamos presente la exhortación de la Escritura, para no cambiar nuestra riqueza miusical, por “nuevas formas de adoración”, pues estas ni cumplen los requisitos escriturales; ni se llegan a comparar con la hermosura y reverencia que los himnos y Salmos  contienen para adorar a nuestro Soberano Dios. Tambien debemos recordar que la razón de ser de la adoración musical litúrgica es el canto congregacional, el canto con entendimiento (1 Corintios 14:15-16), para ser edificados entre nosotros, para el servicio de Dios. A Él sea la Gloria por siempre.







 Es bienaventurado el varón
que nunca fue de malos en unión,
ni en camino entró de pecadores,
ni se sentó con escarnecedores;
sino que su delicia en Dios está
y día y noche en su Ley pensará.

Será cual árbol que plantado está
Junto a corrientes de aguas y que da
siempre su fruto a su sazón debida
y cuya hoja nun es abatida;
y todo cuanto emprenda el tal varón
recibirá de Dios la bendición.

 Mas los malvados se parecerán
al tamo que arrebata el huracán;
no vencerán si a juicio son llamados,
ni con los justos serán congregados
porque conoce al justo Jehová,
mas el malvado al fin se perderá.



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