"Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo". 2 Timoteo 2:19 (VRV1960)

miércoles, 19 de enero de 2011

LA IGLESIA CONFESANTE, UNA IGLESIA CONFESIONAL.


Al encontrarnos con el hecho de la existencia de la Iglesia como comunidad de Fe, es inevitable no encontrarse con la realidad de la confesionalidad de esta fe, como resultado de la necesidad de proclamar lo que la Iglesia cree; cuanto mas si comprendemos que la Iglesia, es mas que una comunidad, es un cuerpo;  pues este escenario planteado nos lleva a pensar, que tal cuerpo necesita la unidad para el adecuado funcionamiento de sus miembros; esto en armonía con su Cabeza y su fundamento como Cuerpo.
Para muchos de los que hoy se llaman a si mismos “evangélicos”, el termino “Confesionalidad” o Confesión de Fe, es un tanto confuso o bien es inexistente en su estructura religiosa. Por lo tanto dedicaré unos cuantos renglones a explicar, el significado de “confesionalidad” y de confesión de fe.

Portada de la Confesión de Fe de Westminster.
Una Confesión de Fe es, según el Diccionario Teológico compilado por E.F. Harrison: “Una declaración de creencia religiosa, un reconocimiento público, hecho delante de testigos (1 Ti. 6:12, 13). Ocasionalmente se usa la frase para describir los credos de la Iglesia, apartir del primer siglo de nuestra era, pero mas particularmente las declaraciones formales, hechas por las Iglesias Protestantes, en en tiempo de la Reforma y después de ella. Las principales confesiones evangélicas (luteranas) son la Confesión de Augsburgo, 1530, obra de Melanchton, aprobada por Lutero; los artículos de Smalkald, 1573; la Fórmula de Concordia, 1577; y el Libro de Concordia, 1580. Las confesiones reformadas (calvinistas) son csi treinta, de las que sobresalen: La Confesión Helvética, 1536 y 1566; la Escocesa, 1560; El Catecísmo de Heidelberg, 1563; los Cánones del Sínodo de Dort, 1618; y la Confesión de Fe de Westminster, 1646, obra de la samblea de Westminster, un Sínodo designado por el Parlamento en 1642 para revisar los Treinta y Nueve Artículos de la Iglesia de Inglaterra. Esta Confesión ha sido usada por la Iglesia de Escocia desde 1647, y fue aprobada por el Parlamento en 1648.  M.R.W. FARRER”.

La Confesionalidad, es el fenómeno que se presenta al expresar una creencia religiosa por medio de una Confesión de Fe. Para muchos la confesionalidad es un estorbo a la iglesia pues la “condena” a sujetarse a una regla aparte de la Escritura; pero aquellos que tienen este pensamiento, ignoran que aunque nada hay superior en autoridad que la Escritura misma, la iglesia tiene la necesidad de Confesar lo que ella cree acerca de las Escrituras, siendo este acto de Confesar natural a la Iglesia, resultando en la elaboración de sus confesiones, Confesiones que jamás van a tener la autoridad de la Escritura, pero que son signos históricos de la Fe de la Iglesia, de ahí, que las confesiones no son autoridad de Fe, pero vigilan nuestra interpretación de la Palabra de Dios, aportando un margen de ortodoxia a nuestra Fe. La necesidad de una Iglesia Confesional, se hace evidente en el hecho de que la Iglesia es en esencia confesante. La Iglesia no puede callar la verdad, al contrario su deber es tapar la boca de la mentira y su patente el engañador. Las confesiones de Fe son un resultado de defensa por la oposición a la Verdad que siempre ha existido en la Iglesia, tal y como los judaizantes se oponían a la Gracia, así como Arrio, Se oponía a la Deidad de Cristo y la Trinidad; como Pelagio se oponía a la realidad del pecado y la necesidad de la Gracia o como Arminio y sus seguidores se oponen a cualquiera de las verdades de la Gracia; Cualquiera de los opositores a la verdad mencionados, se llamaban a sí mismos “cristianos” y fundamentaban sus doctrinas en la Escritura, por lo tanto aunque solo debemos obtener la verdad de la fuente Escritural (pues fuera de ella no hay verdades reveladas para salvación), la Iglesia ha resumido las verdades Bíblicas a modo de Símbolos, Credos, Fórmulas o Confesiones de Fe, para que estas verdades sean contempladas, examinadas y retenidas siempre en la Iglesia, teniendo el precedente, de que tales Confesiones, al ser elaboradas por seres humanos son falibles y que la única regla infalible es la Biblia (Sola Scriptura); mas advirtiendo a la iglesia que mientras los Símbolos de Fe, guarden en sí las verdades reveladas por Dios a Su Pueblo en la Escritura, han de mantenerse fielmente. Pues aunque muchos hoy en día lo nieguen, la verdad Divina jamás ha de cambiar, ni perecer; pues muchos siendo cautivos por sus concupisencias se afanan en ser “originales” en sus teologías y doctrinas, pervirtiendo y negando las Fe perdurable; la de Cristo, la de los Apóstoles, la de los Padres, la de los Reformadores, la de la Iglesia en todo tiempo y en todo lugar, por lo tanto siendo la Iglesia la que alimenta en enseñanza a los creyentes, administrandoles los misterios divinos en la Escritura revelados, utiliza las confesiones de fe como expresión fiel de su enseñanza.

Las epístolas pastorales de San Pablo a Timoteo y a Tito, tienen siempre la exortación a guardar fielmente la doctrina, tal y como se les ha sido enseñada, pues hay muchos (y esto no es nuevo); que pretenden ubicar las doctrinas por tiempos históricos y así desechar aquellas que les convienen, para ser “actualizados” en cuanto a ellas. La Exhortación apostólica es clara en cuanto a que es necesario guardar la doctrian, pues muchos apostatarán, es decir se apartaran de ella, esta exhortación es vigente hoy, pues aún somos la Iglesia y esta iglesia sigue siendo “Columna y valuarte de la Verdad”:

1TIMOTEO

Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina

“Para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad. E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido en gloria.”

“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.  Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.

“Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales.”

“Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia (gnosis), la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.”

2 TIMOTEO

Retén la forma de las sanas palabras que de mí oíste, en !a fe y amor que es en Cristo Jesús.

 “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” Este es el significado de la Confesión de Fe.

“Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los oyentes. Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad. Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y Fileto, que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos.”

“Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo.”

que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad” Esta es la razón de ser de la Confesión de Fe.

“…Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.

“Mas no irán más adelante; porque su insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos. Pero tú has seguido mi doctrina, conducta, propósito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquia, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor. Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.”.


Estos son algunos de los ejemplos de exhortación apostólica entre muchos otros ejemplos, de seguir la doctrina tal y como fue enseñada, por Cristo y sus apóstoles; pues hay muchos quienes niegan la verdadera fe y tenemos la responsabilidad de expresar oficialmente lo que creemos de las Sagradas Escrituras, es decir la interpretación que por El Espíritu Santo tenemos de ellas.

Una iglesia que no confesante, es una comunidad sin fondo ni trascendencia, una institución afónica y con graves signos de anarquía doctrinal; por lo tanto una iglesia no confesional es en efecto una iglesia sin fundamento.

Muchos quienes no desan sujetarse a la enseñanza cristiana, tal y como ha sido creida desde tiempos de las Escritura hasta nuestros días, ya sea por ignorancia de esta enseñanza o por que poseen una diferente, apelan a la libertad de conciencia para la existencia de una iglesia no confesional, pero de hecho este punto es fácilmente derivado, al contemplar el hecho de que la Iglesia Protestante que es esencialmente confesional, es la primera en defender la libertad de conciencia (lo cual es heredado de la Reforma), mas la iglesia comprende (esto tambien heredado de la Reforma y los reformadores), que la conciencia del Cristiano esta cautiva por la palabra de Dios, la cual confesamos y es en este estado donde verdaderamente halla su libertad. Martín lutero en ningun momento despreciaba los sanos Credos de la Iglesia de los primeros siglos y de hecho tampoco se oponía al hecho de que la iglesia evangélica en reforma y formación fuese confesional, de hecho así fue, siendo el uno de los primeros en enfrentarse a la tirana Roma apelando a su conciencia como individuo, pero comprendiendo lo que en palabras textuales mencionaría: “mi conciencia está cautiva de la Palabra de Dios. No puedo ni quiero retractarme de nada, puesto que no es prudente ni recto obrar contra la conciencia”.


Debemos comprender que la Iglesia es Confesante en naturaleza, por el hecho de la evangelización, enseñanza y predicación del Evangelio. Las Confesiones de Fe de la Iglesia, desde los Credos de la Iglesia de los primeros siglos de nuestra era hasta las confesiones Protestantes de los siglos XVI, XVII y XVIII, no son efecto de un acto revelador divina, es decir no es Palabra de Dios (aunque su única fuente sea la Escritura), pero si es consecuencia de Su Providencia, pues Dios queriendo guardar a su iglesia, siempre levanta en ella pastores y maestros fieles, para instruir Su Grey para no dejarla en manos de los falsos maestros y engañadores; y como producto de la exhortación y enseñanza de la Iglesia en oposición a los engaños de los engañadores, surgen las Formulas de Fe, las cuales deben estar llenas de la doctrina Cristiana, una verdadera enseñanza Apostólica.

 “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.” (San Judas 1: 24-25)

No hay comentarios:

Publicar un comentario