Un día semejante al día de hoy (por lo menos en su datación: 17 de enero), hace 448 años atrás; la reina consorte de Francia, Catalina de Médicis, quien recientemente había pasado a ser Reina Regente de Francia, debido a la muerte de su Esposo Enrique II, promulga un edicto esperado con ansias por aquellos que anhelaban la libertad de conciencia y de Religión. Después de unas incomodas guerras entre los bandos políticos de los Católicos Romanos Franceses ("La Santa Liga de París") y de los Hugonotes (Protestantes Franceses); este edicto parece ser el fin esperado de tales riñas molestas: El Edicto de Saint Germain. Catalina de Médicis, con el aparente propósito de acabar con las guerras de Religión, concede a los Hugonotes algunos de sus derechos, como el poder celebrar cultos religiosos de carácter privado en las ciudades y de carácter público en los suburbios de Francia (Los conocidos arrabales Europeos de aquellas épocas). Tales libertades significaban para aquellos Protestantes devotos, un completo descanso, pues seguirían haciendo lo que era habitual para ellos (reunirse ocultamente), pero sin el peligro de persecución por tales celebraciones.
Más gran parte de estos Protestantes no eran simplemente fieles cristianos adheridos a las doctrinas de la Reforma; sino que eran nobles Franceses que veían en el Protestantismo, el camino para que su nación fuera liberada de la lealtad a Roma (lo que significaba; lealtad religiosa, lealtad política y lealtad económica ); tales nobles, si, abrazaron con esperanza tal edicto, pero sabían que este no era suficiente; Si debían reunirse en secreto, ¿Que pasaría con los nobles?, ¿podrían seguir en sus cargos de poder público y a la vez sostener su fe?, la respuesta era obvia, era una rotunda negativa a tales ideales de libertad.
Sumado a esto, el bando Católico veía en tal edicto el inicio de unas libertades "no convenientes", tanto para "Su Majareta", como para "Su Santidad", puesto que sus intereses de recuperar la hegemonía religiosa que Sufría la Edad Media, estaban en riesgo. Este como se suponía, no resultó el inicio de la paz anhelada, sino que desemboco en lo que se conoce como las Guerras de Religión en Francia; guerras sangrientas y llenas de masacres sin fin.
Estas Guerras de Religión serían celebres no solo por sus sangrientos sucesos; tales como la Matanza de San Bartolomé, en la cual se asesinaron gran parte de los partidarios Hugonotes, (incluyendo los nobles quienes fueron el blanco de la masacre, siendo sacados de sus casas, para ser asesinados en las calles) sino también por sus caricaturescos momentos como la "conversión" de Enrique IV al Catolicismo Romano, luego de haber defendido vigorosamente el bando de los Hugonotes; pues el sería el indicado para heredar la corona, pero era imposible hacerlo siendo Protestante. De el se conoce la famosa frase: "París, bien vale una misa".

Conceda El Señor a Su iglesia luchar no con las armas de este mundo, sino con el poder de Dios, con las fuerzas de Su Espíritu Santo a quien nadie puede Resistir.
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